La marca roja

Recuerdo, aunque era muy niño todavía, que en las primeras elecciones democráticas en España, allá por 1977, 1979 y 1982, los comunistas se presentaban a los procesos electorales bajo las siglas del PCE. Es decir, después de cuarenta años de ilegalidad y exilio, decidieron exhibirse como lo que eran: comunistas. Era una cuestión de visibilidad. Así tanto en las siglas de las papeletas como en la propaganda electoral se presentaban como Partido Comunista de España o Partido Comunista de Galicia y en un par de procesos también como Unidad Comunista de Santiago Carrillo. Toda vez que sus resultados electorales cada vez eran más discretos, pues, a pesar de haber llevado el peso de la lucha contra el franquismo, fueron borrados por el PSOE, decidieron cambiar de nombre e imagen.
La caída del muro de Berlín trajo consigo una fortísima idea negativa de lo que fue y significó el comunismo en los países del este de Europa. Fueron múltiples los testimonios de ciudadanos alemanes, polacos y checos, que dejaron en muy mal lugar el sistema político y económico de los estados comunistas. Nació así entonces Izquierda Unida como la primera marca blanca del Partido Comunista de España. Se abandonó la estrella roja en sus logotipos electorales y se cambió la imagen por otra más acorde con la modernidad. Se trataba de despistar al electorado para que los más jóvenes no relacionasen a esta “federación de partidos” con lo que realmente representaba el comunismo. Y así han estado funcionando con poco éxito en el norte de España y con más respaldo en el sur hasta hace unas fechas.
A partir del nacimiento del fenómeno Podemos, Izquierda Unida, es decir el Partido Comunista de España, ha decidido volver a cambiar de marca blanca. Ahora se llaman “Mareas” y amparándose en un pretendido movimiento ciudadano apolítico, incorporarán a sus candidatos en las elecciones municipales. Se trata de jugar al despiste. A ello se presta también Pablo Iglesias, quien, conocedor de la imposibilidad de presentar listas oficiales de Podemos en los ayuntamientos de España y con la intención de evitar un desgaste de su propia marca, ambiguamente optará por darles su apoyo. Pero ténganlo claro, es la tercera marca blanca del PCE.

La marca roja

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