Errejón y la aritmética

Cuando los errejonistas aseguran que la irrupción de su candidatura en las próximas elecciones no divide ni resta, sino que suma, no hay que hacerles mucho caso, pues la aritmética se les da tan mal como a su líder carismático. Baste recordar que Íñigo Errejón, gran aficionado, no obstante, a producir imágenes y metáforas políticas a partir de las cuatro reglas básicas, fue el encargado en su día de defender la alianza electoral entre Podemos e Izquierda Unida con el argumento de que esa era ¡una suma que multiplicaba! Lo decía muy serio, pero no tanto como para intimidar a la realidad, que dictaminó una notable resta de votos a la coyunda.

Es curioso que en la corta biografía política de Errejón, que se lee en un plis plas, figure como hito destacado de ella su firme oposición a la alianza de Podemos con IU contra el designio de Iglesias cuando, en realidad, fue él quien, con su mansa y persuasiva dialéctica, se ocupó de convencer a la gente de que eso era una bicoca, usando para ello de esos malabares aritméticos que tanto le gustan y para los que resulta tan negado. Pero, en fin, la memoria política en España es muy corta, y ahí tenemos ahora otra sesión de la calculadora humana que busca demostrar que Ahora Lo Que Sea no es una división más en la izquierda, sino un pedazo de suma que quita el sentido.

Sumas, restas, divisiones y multiplicaciones aparte, la alternativa del diestro Errejón en el coso de las generales tiene, pese a su novedad, un aire a “déjà vu” incuestionable, y no solo en el espacio/tiempo de la escisión política o en el del ajuste de cuentas personales, sino en el del tradicional corrimiento de tantas figuras desde los predios del PCE e IU a los del PSOE. Semprún, Sartorius, Curiel, Solé Tura, López Garrido, Almeida, Aguilar... la lista es abultada, y más que se irá abultando ahora, cuando vuelve a florecer el bipartidismo y extramuros del cual quedará, para tantos políticos, poca cosa.

El PSOE, como es natural, ha acogido alborozado lo de Errejón, y hasta es posible que este chico, mucho más presentable que Pablo Iglesias en todos los sentidos, facilite la futura formación de un gobierno estable y progresista. Dependerá de muchos factores, de los votos de una masa electoral mosqueada principalmente, pero también de que Errejón se olvide de esa su macarrónica aritmética con la que no acierta ni una.

Errejón y la aritmética

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