La afición del Deportivo busca responsables del desastre

antes del partido de ayer en Riazor, los jugadores blanquiazules habían hablado hasta la saciedad de la importancia que esos tres puntos tenían, ya que se enfrentaban último (el propio Depor) y penúltimo (el Málaga). Por lo visto sobre el césped, esa importancia era meramente dialéctica, ya que, de nuevo, pareció que el equipo no salió del vestuario.
Los andaluces se impusieron con un claro 0-2 en un encuentro en el que los coruñeses no hicieron nada. En ningún momento llegaron a dar sensación de peligro y si el Málaga hubiera querido, podría haber dejado a su portero en el banquillo y jugar con un hombre más de campo. Es cierto que todavía estamos en la décimo segunda jornada. Es cierto que todavía hay muchos puntos en juego. Es cierto que aún no hay nada decidido. Por serlo, hasta es cierto que el Deportivo puede ser campeón de Segunda y ascender de modo directo. Pero una cosa es lo que puede ser y otra muy diferente, lo que, viendo la trayectoria, será.
La renovación del banquillo no produjo el efecto esperado. Y la directiva ya ha gastado esa bala, tal vez demasiado pronto. Por ello, ayer los aficionados no pedían la cabeza del entrenador, que es lo que suele suceder cuando se concatenan una serie de derrotas. Las iras de los hinchas iban hacia la directiva y, por supuesto, hacia el director deportivo, Carmelo del Pozo.
Al fin y al cabo, es él el que ha diseñado la plantilla y el que ha visto como por el banquillo blanquiazul han pasado cuatro entrenadores en un año y unos meses. Un récord muy difícil de igualar. Y también suya es la responsabilidad de, con el sexto presupuesto de Segunda, formar una plantilla que parece que a lo único que puede aspirar es a la salvación, y en el último partido.

La afición del Deportivo busca responsables del desastre

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