El sabueso

Biológicamente el autor precede a la obra. El huevo a la gallina. El aprendizaje al conocimiento. Sin duda el artista tiene una fe que pretende expandir como teología cultural, prudencia tesonera y confianza por hallar la pieza perseguida. Un brío que le permite avanzar venciendo todos los obstáculos. Es el pregonero del pueblo.

El filósofo que sintetiza el ambiente donde vive, el profeta que precede al historiador para escribir la idiosincrasia de su microcosmos que se abre al infinito. También combina la profundidad y la sencillez para reflejarnos –desde detalladísima labor investigadora–como eran quienes nos precedieron, cuales sus problemas, a que respondían los signos plasmados en las paredes de sus casas con que pretendían hablarnos.

“Cintadas de cal na Galiza”. Hoy no me ocuparé del libro. Camino a paso de marcha logística recordando que el alma del artista se rompe si cae en el adocenamiento y el halago fácil. La exigencia crítica y la severidad son las mejores ropas para conseguir elegancia natural confeccionada por el gusto y el talento…

Así José María Ventura Real. Diseñador de edificios y pintor con producción acreditada en colecciones públicas y privadas. Un pamplonés para Galicia. Doctor. Profesor titular de nuestra Escuela Técnica Superior de Arquitectura. Una originalísima criatura que ve lo que los demás no vemos, oye ruidos que no escuchamos, le conmueven emociones que no sentimos y sabe, intuitivo, interpretar esos colores que golpean nuestros corazones con estrépito eterno.

¿Acaso un “ethos” que se cuela hasta la cocina familiar? Es la sacralización de la libertad creadora, el radicalismo del arte por el arte, la esperanza de encontrar salida de una época de desesperanzas y frustraciones, cuando los poderes públicos y las editoriales que han prometido ayudas y formalizado contratos, se dan la vuelta y te dejan con el culo al aire…

El sabueso

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