La coherencia de los niños

Algunos ayuntamientos y unos pocos Parlamentos autonómicos abren sus puertas a los escolares que se convierten en alcaldes, concejales o diputados por unas horas, celebran sesiones con intervenciones lúcidas y conclusiones tan razonables que a veces sacan los colores a los políticos que ocupan “de oficio” esos escaños.  
La última iniciativa que conozco se produjo en el Parlamento vasco que en el mes de junio acogió a 75 alumnos de Primaria de tres colegios, uno de cada provincia, que ejercieron de diputados, hablaron de los problemas de Euskadi –vistos desde su infancia– y se comprometieron a construir una sociedad mejor.  
Lo más sustancioso llegó cuando, concluidas las intervenciones, los “jóvenes diputados” eligieron el mejor compromiso presentado durante la sesión que decía: “Que nuestras decisiones dejen de lado el egoísmo y busquen siempre el bien para todos, reforzando la justicia, la paz y la igualdad como valores más importantes en la convivencia”.  
Se puede decir más alto, pero no más claro. Una propuesta de 30 palabras que, desarrollada, es un programa de gobierno y hasta de investidura si los diputados se apropiaran de la premisa “que nuestras decisiones dejen de lado el egoísmo y busquen el bien para todos”. Es la lucidez de los niños que Carl Rogers, el padre del enfoque de la psicología centrado en la persona, pone como ejemplo de coherencia en su libro “El proceso de convertirse  en persona”. Ellos ni tienen doblez ni otros intereses que comportarse siempre de acuerdo con lo que sienten, piensan y consideran justo. 
Comparen la sencillez del compromiso de estos jóvenes parlamentarios con las palabras grandilocuentes de los candidatos gallegos que repiten la cantinela “mejoraremos, promoveremos, elaboraremos un plan, eliminaremos, derogaremos, rescataremos” y otras muletillas parecidas que encabezan propuestas tan ambiguas como nada creíbles para los ciudadanos.  
En esta larga precampaña se están escuchando frases fantásticas y promesas vacías de contenido por su falta de concreción y cuantificación presupuestaria que son otras tantas ocurrencias incoherentes de políticos lenguaraces que tan solo pujan por el voto. Mienten con toda elegancia, decía Umbral, y deberían saber que los gallegos somos ciudadanos maduros y merecemos más respeto que tener que asistir a una “subasta de feria” en la que abundan las escopetas falsas. ¿Por qué no aprenden de la coherencia de los niños?

La coherencia de los niños

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