¡Vaya par de reclusos!

EL apellidado Cuixart demostró desde el primer día en Soto del Real, ciudad de vacaciones, que era el listo de los Jordis. Se pasaba el día metido en su celda, sin hablar con nadie y así evitaba que le molestaran. Sus compañeros eran presos primarios –que no quiere decir poco evolucionados– sino que eran también debutantes en la cárcel y pasaban de él. En cambio, el apellidado Sánchez se reveló como un parvo. Estaba considerado “una perra chivata” porque pidió el cambio de módulo alegando que otro recluso lo había torturado con un “Viva España”. A partir de entonces, lo bombardeaban con esa canción y con el “Novio de la muerte”. Incluso un gitano patriota le enseñaba el pene cada vez que se cruzaba con él y le espetaba: “¡Maricona!”. Turull competía con Sánchez por el título de poco espabilado, pues confesó que la estancia en prisión solo le había servido para hacerse adicto a “La que se avecina” y “Rex, el perro policía”. La República ha ordenado a los presos que protesten con una huelga de hambre y ¿a quiénes han elegido para ponerla en práctica? Efectivamente a Sánchez y Turull.

¡Vaya par de reclusos!

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