El mal fario de Martiño “2.0” Noriega

CUANDO se produjo el relevo en varias alcaldías gallegas tras las elecciones municipales de hace cuatro años, se corrió por una de las ciudades que estrenaba regidor rupturista la especie de que el nuevo virrey era gafe. Y algo de cierto debía de haber, porque allá por donde iba ocurría algún suceso imprevisto y bastante desagradable. Incluso dos años después de su nombramiento, el runrún volvió a coger fuerza, pues un martes y 13 –no podía ser otro día– se desveló sobre sus andanzas municipales un hecho que suponía un cataclismo, una hecatombe, el Danubio universal.... No vale la pena dar el nombre del interfecto, no vaya a ser que realmente atraiga el mal fario. Pero como entre los rupturista se lleva mucho eso de imitarse, parece que el coruñés que gobierna Santiago, Martiño “2.0” Noriega, está empeñado en demostrar que él también es un cenizo. Una de sus pocas obras de todo el mandato es el ascensor de Triacastela, cuya inauguración se retrasó varias horas porque estaba estropeado.

El mal fario de Martiño “2.0” Noriega

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