Xulio queda para septiembre

Pretendía Xulio Ferreiro adelantar sus vacaciones y librar el pleno de julio con una faena de aliño. Casi le sale. Mientras en la ciudad no se hablaba de otra cosa que de las inundaciones del sábado 30, en la sesión se tardó más de hora y media en abordar el tema. Y fue, una vez más, a propuesta del Partido Popular.
Superadas las cuatro horas de sesión, y sin que el alcalde hubiese dicho “esta boca es mía”, le cayó el examen de fin de curso. Quedó claro, una vez más, que la oposición en María Pita es, desde hace tiempo, una tarea exclusiva del Partido Popular. Bastó una pregunta oral para que Ferreiro pasase los cuatro minutos de angustia. La pregunta fue: “¿Qué balance hace Xulio Ferreiro sobre el cumplimiento de su programa electoral tras tres años de gobierno municipal?”. La respuesta, como era de prever, no incluía ni un asomo de autocrítica. Hay otros mundos, pero están sólo en su cabeza.
Incumple sus promesas sobre la reducción del coste del gobierno municipal y los límites salariales. Prometió puertas y ventanas abiertas y hemos bajado 16 puestos en el informe de Transparencia Internacional en España. Vendió presupuestos participativos para crédulos, pero no se ejecutan. No existen las juntas de distrito, ni nada parecido que tienda a la descentralización administrativa. Ni referéndums vecinales. Ni modificación de los reglamentos orgánicos. Ni una remunicipalización. Se les llenó la boca con el fin de los desahucios y el lunes los esperaban en la puerta sus antiguos amigos de Stop Desafiuzamentos. Y no para jalearlos. No se han revisado los acuerdos de Someso. Nada de Nostián: ni auditoría, ni sellado de vertedero, ni plan. Cero en movilidad: ni reordenación de las líneas, ni carril bus, ni perspectivas a corto plazo. La red eficiente de aparcamientos disuasorios ni es red, ni es disuasoria, ni es eficiente. La ORA, que iba a ser de gestión municipal, igual. 
Llegaron por la puerta ofreciendo tres millones anuales para la renta social y han ejecutado menos de 400.000 euros, la mitad que en publicidad. No han rebajado la tasa del agua. No han tocado la ordenanza de emergencia social. Se niegan, eso sí, a bajar el IBI. Adelantan el calendario fiscal. Suben el rodaje. Crean la tasa fija de depuración. Destinan un millón de euros del agua a fiestas… 
Gracias a la Marea la ciudad bate records de incumplimiento de plazos de pago a proveedores: cuatro meses durante el año pasado, 43 días en abril y 54,42 en mayo. Banca ética. Software libre. Nuevos equipamientos deportivos… Promesas que, tres años después, brillan por su ausencia.
Más impuestos, más parálisis, más despilfarro, más fiestas, más amiguismo y menos inversiones, menos prestaciones, menos diálogo y menos transparencia. Vuelva usted en septiembre y feliz verano. El invierno se presume duro.

Xulio queda para septiembre

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