Fuera de juego

Llevamos tiempo escuchando el mantra del “cambio de modelo productivo” imprescindible para encontrar el camino hacia el crecimiento económico. Grandes compañías como Google o la propia Telefónica, para quedarnos en casa, sugieren que no encuentran suficiente mano de obra en materia de programación de software o ciberseguridad, en definitiva en ramas tecnológicas. Es más, la UE apunta que de aquí al 2020, o sea dentro de nada más que 5 años, se crearán 900.000 empleos tecnológicos. Todos los expertos avisan que la generación de empleo está vinculada de manera directa e indirecta a la tecnología. El futuro está ahí y de manera transversal para todas las áreas del conocimiento. Y los que no quieran verlo se quedarán fuera del tren del desarrollo económico.
Lo triste es que cuando vamos a mirar nuestras  facultades de informática nos encontramos con que las chicas brillan por su ausencia. La media está en torno a un 10% de mujeres en estos centros y existe algún caso donde la relación es de una chica frente a 63 varones. 
Hace un año, en un encuentro sobre este tema que realizamos en Executivas, una de las ponentes decía que las mujeres no se sienten cómodas en el universo TIC, que son bichos raros. Claro que si el modelo de estudiante TIC es el de un friki jugador compulsivo de videojuegos cómo vamos a pretender promover las TIC en el universo femenino.
No tenemos modelo al que seguir y las que a pesar de todo se aventuran en el mundo del megabyte lo hacen emulando comportamientos masculinos. Y por ahi no van las cosas. Como ya nos ha sucedido tantas veces a lo largo de la historia corremos el riesgo de quedarnos fuera de juego. Aún estamos a tiempo de cambiar la tendencia porque dónde está el problema conocemos el díagnóstico, o al menos parte de él.
El primero está en las aulas. Nuestras chicas de ESO y secundaria no eligen, en general, las áreas científicas y por tanto cuando llegan a la universidad huyen de las carreras técnicas.
El segundo es el lastre que arrastramos desde tiempos inmemoriales: “yo no valgo para eso”, la técnica no es para chicas, el mundo TIC es de frikis, etc, etc.
Y el tercero: nuestras chicas no tienen referentes, no cuentan con modelos a seguir. En pleno siglo XXI continuamos transmitiendo a nuestra descendencia que las chicas deben ser profesoras y enfermeras y los chicos ingenieros…
Seguro que existen otros factores  que hacen que dar la vuelta a la tortilla sea más complicado, pero todas las mujeres que trabajan en el mundo de la tecnología están de acuerdo en que éstos son los fundamentales. Y aunque sólo fuésemos capaces de resolver estos tres, es posible que consiguiéramos que el próximo Zuckenberg fuese una mujer.
(*) Carla Reyes Uschinsky es presidenta de
Executivas de Galicia

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