Forja y sueños

¿Hemos ganado la realidad? Esa es la pregunta que deberíamos hacernos a la hora de imaginar la utopía, porque los sueños sociales nacen de la realidad, es más, me atrevería a afirmar que son la realidad decidida a ser un sueño digno en la dignidad de ser algo más que soñado, compartido. 

Solo los pueblos que abrazan la realidad son capaces de proyectarse posibles en ella y en los sueños. 

Nada es imposible, es cierto, pero solo si en conjunto lo somos; solo cuando formamos idea cabal de lo cierto y a partir de ahí nos embarcamos en la aventura de lo incierto.

Qué es para ti ganar la realidad, me preguntarían, y en esa misma sinceridad les respondería, no lo sé. Sé, eso sí, que la realidad no es ni puede ser solo una voluntad formulada en palabras o imágenes sino su cabal expresión en los actos en que estas se concretan al extremo de hacerse habitables. Nada somos sin los sueños, cómo negarlo, pero qué son los sueños sin la realidad, nada, y eso somos hoy, nadas en posesión de todo, todos poseídos por la nada, y en ese espejismo buscamos espacios para una sanidad que solo va a ser posible en la realidad. 

Alguien puede pensar, que nos gobierne entonces, tirana, la realidad, y le respondo, ella solo gobierna así a quienes únicamente atienden a los sueños, a quienes buscan ser reales en sus sueños, a quienes en realidad les importa menos que sus sueños.

Ganar la realidad, aventuro, es ganar nuestros actos sin perder los sueños.

Forja y sueños

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