Un plan sin paz

el Plan de Estados Unidos para Oriente Medio es sin duda un “plan”, pero no es un “Plan de Paz” propiamente dicho. El Presidente Trump lo sabe así como los asesores y escribientes de dicho Plan.

De manera que es de suponer que sabían de antemano que dicho Plan iba a ser rechazado por una de las dos partes.

Es evidente que a Israel le favorece el Plan de Trump y es igualmente evidente que para los palestinos supone quedarse más o menos como están.

Trump ofrece dinero a cambio de que Israel conserve el territorio en disputa con los palestinos. Es verdad que la oferta económica es considerable pero es una oferta destinada a ser rechazada y así lo ha hecho el Presidente de la Autoridad Palestina Mamad Abbas.

En realidad Abbas no podía hacer otra cosa que lo que ha hecho porque lo contrario habría desencadenado la ira de sus conciudadanos.

No obstante es llamativo que países como Arabia Saudita o los poderosos países del Golfo hayan advertido a los palestinos de que “deben” de perder esta nueva oportunidad. La poderosa Arabia Saudita en un comunicado dice “apreciar los esfuerzos realizados por Estados Unidos” y piden que se inicie un dialogo y negociación entre Israel y los palestinos bajo los auspicios estadounidenses.

La cuestión de fondo es que el problema entre palestinos e israelitas se ha enquistado y además bajo la presidencia de Netanyahu ha ido incluso a peor a causa de su política de “barra libre” para los asentamientos.

Otra evidencia es que “el problema palestino” ya no parece que “ocupa” ni “preocupa” a los líderes mundiales ni a la opinión pública como en el pasado.

Así que más allá del “Plan” de Trump o incluso al margen de ese “Plan”, resulta necesario que palestinos e israelitas se sienten en una mesa de negociación de la que no puede salir un ganador absoluto. Es decir, ambas partes tendrán que hacer sacrificios y renuncias pero desde luego lo que no se puede, como pretende Trump, es que “solo una parte”, o sea los palestinos, hagan sacrificios y renuncias.

Por eso es urgente que los protagonistas del conflicto, palestinos e israelitas asuman que no pueden seguir manteniendo en el tiempo un conflicto que ha marcado no solo a las generaciones del pasado, sino también a las del presente y lo peor es que marcará a las generaciones futuras.

Para eso es necesario un Plan que lo que ponga en marcha es una mesa de diálogo que lleve a un acuerdo de Paz.

Evidentemente el Plan de Trump es un Plan pero sin Paz dentro. 

Un plan sin paz

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