hay algunas marchas atrás que son toda una bendición. Por ejemplo la que acaba de realizar el ministro de Fomento, Luís Ábalos, que ha vuelto a situar el final del AVE gallego en 2019. Y es que su llegada al departamento responsable del ramo coincidió con la reclamación de la Xunta de que se mantuvieran los plazos y el ministro escurrió el bulto alegando que realizaría una auditoría para ver cuál es el estado real de las obras, antes de comprometerse a dar un plazo. Ahora, tal vez ya recopilada la información, ha fijado el fin de los trabajos en el próximo año, lo que supone un gran alivio.