¿OCTAVA MARAVILLA?

Parece que las obras de urbanización de La Marina, vistas directas al mar y amplia superficie peatonal será nueva maravilla del mundo universal. Un diseño urbanístico, racional y orgánico, que humanizará esta puerta de entrada oceánica o rincón primoroso de nuestra ciudad. Conviene escarbar en el pasado –genética celular de ADN– y así saber lo que hemos sido para desarrollar un presente irremediablemente proyectado al futuro. Es precioso retroceder para tomar impulso y saltar hacia adelante. Conviene no olvidar, sin embargo, que la perspectiva histórica resulta muchas veces falseada porque estar en medio del bosque no nos permite ver los árboles.
Tal es el asombro que nos produce esta planificación municipal al que auguramos feliz alumbramiento. Asombro. Admiración. Prodigio estético. Incluso nos empuja a acudir al testimonio de Antipater de Sidón para incluir esta ejecución colectiva entre las grandes obras de arquitectura o de estatuaria adjetivadas como maravillas de la antigüedad; las pirámides de Egipto; los jardines colgantes de Babilonia; el mausoleo de Halicarnaso, en Caria; el templo de Diana en Éfeso; la estatua de Zeus, de Fidias; el coloso de Rodas, y el faro de Alejandría. Algunos resistentes a los vientos y arenas del desierto; otros, acusados de corrupción, pese a iluminar las mejores esculturas del Partenón; el pirómano Eróstrato que ejerció como primer existencialista… Recuerdos de catástrofes naturales que abatieron la soberbia humana.
Pero esta remodelación del entorno de galerías que rielan en la dársena bien pudiéramos incluirlas en las otras por su empaque, serenidad y elegancia. Un rincón coruñés privilegiado. Lugar donde arrancan las visitas foráneas. Desde cruceristas a gentes de toda condición para acceder a la plaza de María Pita y disfrutar contemplando las encebolladas torres de nuestra casa consistorial.

¿OCTAVA MARAVILLA?

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