Segunda vuelta

El presidente del Gobierno en funciones acaba de abrir un debate interesante. Por decirlo con sus palabras, “ofrece un acuerdo de país” a las principales fuerzas políticas para garantizar la gobernabilidad. Lo hará explícito el próximo 22 o 23 de julio en el transcurso del debate de la investidura. En esencia, plantea la reforma del Art.99 de la Constitución para establecer un cambio que facilitaría las investiduras evitando bloqueos. La idea de Sánchez apunta a establecer que pueda gobernar la lista más votada. Algo similar a lo que ocurre en algunos ayuntamientos. Conocida la propuesta, a Iglesias le ha faltado tiempo para saltar a la palestra y decir que cambiar el Art.99 iría contra el espíritu de la Constitución que establece en España un sistema parlamentario frente al presidencialista o a dos vueltas de otros países en los que como acaba de suceder en Grecia “el que gana se lo lleva todo”.

Es una reacción ante la propuesta y responde a las circunstancias que rodean a quien la emite. Iglesias está al frente de un partido que no ha conseguido hacerse con el liderazgo de la izquierda, título que retiene el PSOE, y empieza a asumirlo. Por bien que le fuera a Podemos en próximas elecciones no parece que esté en condiciones de rebasar a los socialistas. Es comprensible que defienda el actual sistema que, como evidencia la pugna que se trae con Sánchez para conseguir algún ministerio le podría permitir “tocar poder”. El sistema que propone Sánchez, liquidaría todas sus esperanzas. A la espera de que Pablo Casado se pronuncie -aunque quizá no sea este el momento político oportuno para abrir ése melón-, más adelante, el PP bien podría aceptar la propuesta de Sánchez. ¿Por qué? Pues porque en alguna ocasión, en el pasado, Mariano Rajoy apuntó en esa misma dirección.

Los dos grandes partidos se ven en ése escenario y ven sus ventajas. Aún así, sabiendo que la democracia es un sistema que emplaza a las mayorías a respetar a las minorías quizá la salida más recomendable para superar las situaciones de bloqueo pasaría no por primar a la lista más votada sino por implantar un sistema de doble vuelta a la manera como tienen establecido en Francia para las elecciones presidenciales. Conocido el resultado de los comicios si nadie alcanza mayoría absoluta y no puede formar gobierno, se le devuelve la palabra a los electores y ellos deciden entre los dos partidos más votados. Con esa reforma se acabarían los bloqueos.

Segunda vuelta

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