EL todopoderoso Caballero, don Abel, no es Mireia Belmonte, tampoco Michael Phelps, aunque por razones fisiológicas está más cerca del americano que de la catalana. Sin embargo, está dispuesto a tirarse a la piscina y demostrar que es un campeón. En realidad, más que una piscina es un súper trampolín acuático de 130 metros de longitud; una especie de hinchable instalado en la calle Colón, donde pretende demostrar que hubiera sido el profesor perfecto de una escuela de sirenas. Incluso ha retado a los periodistas a bajar con él. Pobre del que se atreva a descender mejor que él. FOTO: caballero, con look veraniego | aec