LOS MÁS DÉBILES

Se dijo muchas veces que los ciclistas son los más desprotegidos en la circulación; no es cierto, los más vulnerables son los peatones que no pueden andar tranquilos ni siguiera por las aceras que es el –teóricamente– espacio dedicado a ellos.
Si usted anda por una acera, el peligro acecha desde abajo –tropezones por el pésimo estado de las aceras– y de todos lados por la presencia de ciclistas. Mientras no se aclare si el ciclista es conductor de un vehículo o un peatón con ruedas el problema está planteado, a los que hay que añadir que su regulación no es de competencia estatal, con lo que en cada lugar tienen distintas normas.
Los ciclistas sacan partido de lo bueno de la normativa sobre vehículos y de la de peatones, sin obligaciones que cumplir. Y de esa manera se produce el caos con grave peligro para los viandantes e, incluso, para los conductores de los automóviles al hacer los ciclistas extrañas maniobras o formas de comportarse. Un problema a resolver más real que, encima, poner multas a los peatones.

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