Los idus de diciembre

Ya saben que en el antiguo calendario romano usaban la expresión para referirse a los desastres más o menos pronosticados… Por estas calendas, con los medios de comunicación y las redes sociales, los peligros –los males– llegan al momento y muchos para quedarse…
No es por amolar sino para advertirles a ustedes, ya con tiempo, que a pesar del gordo, de las cenas y otros fastos, ya nos llegaron los desastres: a nuestro alrededor hay tres mil y muchos niños en riesgo de desamparo; más de dos mil quinientas familias piden ayuda a la Xunta para pagar la luz. Varios miles de  aseguran que hubo atrasos en la crisis de la hepatitis, mientras en el Servicio Galego de Saude lo niegan.
Más de cien mil gallegos trabajan con jornada reducida, y hay empleados en la sanidad pública, que llevan siete, diez años, encadenando contratos.
Un trabajador asegura que trabaja en cuatro empresas, entre las ocho y las veintidós horas, para conseguir un salario digno. Los sindicatos anuncian nueva huelga en los juzgados gallegos para reclamar igualdad salarial, pues la diferencia con sus homólogos estatales está entre los cuatro mil y los diez mil euros al año…
Y nos dicen desde la Xunta que estamos en situación de emergencia por la sequía y los ciudadanos que las aguas bajan negras.
El resumen ya está escrito: los gallegos somos los ciudadanos, de todo el Estado, menos satisfechos de como nos va la vida.
Ojo: son los que no conocen el buen camino, ni están en las listas del Ibex 35 o los que ya –por experiencia propia– saben que nuestros servicios públicos no son excelentes, que vivimos de p.m.
Ahí están los miles de cabreados con la línea Ferrol–A Coruña, con el aumento de las tarifas en la autopista y un largo etcétera. Ya sé que mejor sería contarles eso de la buena pipa, pero es que la tenemos más quemada que la de un indio sioux…
Y si ampliamos la mirada más allá del telón de grelos nos encontramos con un nuevo capítulo de la Gürtel, con un baile de jueces; con la tesorera del Partido Popular, en fila ante el juzgado, por los dichosos ordenadores de Bárcenas. Y si nos acercamos al mediterráneo por ahí anda el señor Camps, el de Valencia, otra vez investigado por el “chollo” de la fórmula uno. Esta es una semana de fiestas, pero ¿hay algo que celebrar?
Lo dicho: los malditos idus de diciembre.

Los idus de diciembre

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