La extraña manera de la Marea de cumplir las promesas

LA Marea, nasía pa’ganá, prometió cambio y cambio hay, que se lo digan a los hosteleros, a quien ya han vuelto a cambiar los criterios para la concesión de las terrazas. Otro éxito que hay que apuntarle a Xiao Varela, responsable de la Concejalía de Paseo de Bicicletas –camina por la calle con una como quien lleva al perro a hacer sus necesidades, pero jamás se le ha visto pedaleando–, quien cada vez que se mete en un asunto desencadena el caos. Ahora, con su brillante idea de cambiar el cambio, provocará unas pérdidas cuantiosas, puesto que gran parte del mobiliario que adquirieron –mesas, sillas, mamparas...– ha quedado proscrito. Una maravilla solo al alcance de la xente de común. Pero no pasa nada, después vendrá Xulio Ferreiro, el Varoufakis de A Gaiteira, y asegurará que la pérdida de votos no es culpa de la mala gestión de su equipo sino del “ruido” que hay en En Marea, originariamente un espacio multicultural hispano-galaico y ahora sabe Dios qué. Pues, ojito, porque dentro de unos días vuelve a haber elecciones y todo apunta a que continuará la sangría. 

La extraña manera de la Marea de cumplir las promesas

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