Tener o ser

Amediados del siglo pasado Erich Fromm denunciaba en el ensayo “Tener o ser” el afán desmedido de poseer cosas que a la postre, decía, dejan a las personas como vacías y perdidas, y proponía un “arte de vivir” abandonando la obsesión por el tener y centrar la atención en el ser, porque “la satisfacción ilimitada de los deseos no es el camino de la felicidad, ni aún del placer máximo”.
En la línea trazada por Fromm circula por la red un diálogo curioso entre un soldado “urbanita” y un indígena que encuentra en un paraje de la selva. El soldado pregunta al lugareño: “¿Sabe usted qué es un banco?”. No, aquí no tenemos de eso, contesta el nativo. ¿No tienen ustedes dinero?, pregunta de nuevo el militar. No, tampoco, responde. ¿No van a comprar ustedes?, inquiere de nuevo el urbanita. No, ¡para qué sirve comprar!. “Para tener felicidad”, responde el soldado. ¡Ah, de eso sí que tenemos, nunca nos falta!, sentencia el aborigen.
Presiento que la llamada de Fromm a la moderación consumista y el ejemplo del indígena tendrían poco éxito en esta sociedad de la abundancia en la que parece que “quien no tiene no es” como se puede concluir de lo que ocurre estos días que son el paradigma del consumo desmedido y poco racional.
Cometemos excesos con la lotería, en la comida y bebida y, sobre todo, en las compras que realizamos de forma compulsiva para adquirir productos para nosotros que en muchos casos no necesitamos o para nuestros allegados a los que colmamos de regalos, también innecesarios y a veces inútiles. De hecho, cada Navidad los españoles gastamos unos 2.000 millones en regalos que los destinatarios no quieren, según un estudio realizado por Azimo, el servicio digital de transferencias de dinero. Una barbaridad.
La vorágine consumista que empieza en el importado “Black Friday” acarrea tanto gasto extra que inquieta a muchos ciudadanos, concluye el informe “Ahorro Navidad 2016” de Rastreator.com, porque tanto desembolso produce desequilibrios graves que las economías domésticas acaban pagando en los meses siguientes.
Por tanto, en días como estos conviene recordar el dicho popular que algunos atribuyen a San Agustín “no es más feliz el que más tiene sino el que menos necesita” y recuperar el consumo racional que, aún dentro de su moderación, sigue siendo un factor clave para estimular la economía y cuadrar las cuentas de las empresas. Y, sobre todo, no altera el buen orden de la economía familiar.

Tener o ser

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