La lluvia de millones deja un pellizco en Barcelona

Está claro que, como se dice por estos pagos “o que non chora non mama”, y puestos a llorar, buenos son los catalanes. Tras dejarse buena parte de los próximos Presupuestos Generales del Estado en pagar las extravagancias y caprichos de Torra y los suyos, al día siguiente (vamos, ayer mismo) el Gobierno hizo lo propio con la alcaldesa barcelonesa, Ada Colau a la que regaló 26 millones para que la Ciudad Condal recupere el liderazgo cultural y científico que, al parecer, alguna vez tuvo. Hasta cierto punto es normal, ya que Colau debe estar muy triste a cuenta del fiasco del mobile por culpa del coronavirus. Y, mientras tanto, en Madrid, su ministra de Hacienda se niega a pagar a las comunidades lo que les debe y promete manga ancha para que el derroche futuro corra a cargo del Gobierno central, que para eso sí que está. Con este panorama, no es extraño que ya haya voces entre los responsables autonómicos que hablan de comenzar a pasarse los límites del déficit por el arco de sus caprichos, ya que, al final, este Ejecutivo parece que solo sabe premiar a quienes incumplen.

La lluvia de millones deja un pellizco en Barcelona

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