Una vida entre los códigos y la cama

Katherine Sears tiene 27 años, está casada y tiene un bebé. Es abogada y vive con su familia en el estado de Iowa. Sin embargo, viaja al de Nevada por períodos de tres semanas y allí ejerce como prostituta. Su marido, también abogado, aprueba el pluriempleo de su mujer, pues cuando se conocieron ella ya tenía los dos trabajos. Sears confiesa que le gusta el sexo, que es divertido y le pagan por practicarlo –gana más de 50.000 euros durante sus tres semanas en el prostíbulo–. La letrada se define como una activista en la lucha por despenalizar la prostitución en todo el país. Solo faltaba.

Una vida entre los códigos y la cama

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