¿Por qué tenemos la sensación de que vivimos en un mundo en el cual todo está en otra parte? Si cambian los gobiernos, tenemos la sensación de que nada va a cambiar, porque el que manda no lo consentirá, está en otra parte.
¿Quién es el que manda? ¿Están las instituciones y con ellas la política vacías de contenido? Algunos votan para que no les quiten lo que tienen, otros para que les devuelvan lo que les han quitado y unos últimos para que les procuren lo que nunca han tenido.
Pero la política es impotente para impartir justicia, repartir bienestar, igualdad de oportunidades; compensar lo que el nacimiento no nos ha dado. Si votamos en unas municipales tenemos la sensación de que el que manda está en Santiago o Madrid, si Madrid en Bruselas, entonces enseguida pensamos en poderes ocultos, grupos de presión, fondos buitres…
A lo mejor tenemos que darnos cuenta de que nadie manda o como dice el comité invisible: “Tiene la apariencia neutra de los equipamientos o de la página blanca de Google”. El poder es un olor.