Pequeño comercio

e trata de una actividad comercial que enriquece las calles de la ciudad, pueblo ó villa, no importa el tamaño, sino su presencia. Con el pequeño comercio las calles que ocupa adquieren otra fisonomía, las hace más elitistas y es por donde pasea la gente y se para a contemplar sus escaparates, entrar en los establecimientos hosteleros y combinar compras y ocio de un modo simultáneo. Al convertir sus vías en lugares transitados por el viandante y también por los vehículos que transportan a otros viajeros de diversos lugares. Haciéndolas por las noches unas vías que dan seguridad al vecindario, debido a las luces encendidas de sus escaparates, rótulo y entrada del establecimiento, lo que acompaña a todo el mundo en un sentimiento de tranquilidad y seguridad personal.
El problema reside, cuando estos pequeños comercios tan próximos al vecindario desaparecen de sus calles, es cuando aparece la duda de la inseguridad colectiva de toda la vía circundante, ante la falta del pequeño comercio. El cual es una forma personal en el trato con el cliente, que no prima tanto la venta del género como la satisfacción del cliente, para cuando necesite hacer su compra en el momento preciso y no hacerlo de forma compulsiva. Este hábito comercial está desapareciendo de nuestras ciudades y quedan vacían nuestras calles más emblemáticas y también las de nuestros barrios. 
Se trata pues, de una batalla perdida por las nuevas formas de hacer las compras en establecimientos mayores y sus grandes superficies, que fueron levantadas en el extrarradio de la ciudad, con lo que nuestras calles de van quedando sin alegría con el cierre del pequeño comercio, aquel que aconseja a su cliente y vela por él vendiendo buen género, de cuya actividad va sobreviviendo como autónomo a duras penas.
El pasado año, los bajos comerciales cerrados en régimen de alquiler, superaban los mil en La Coruña, este año 2020, están por encima de los 1.150, Vigo, cuenta con otros 1.250, Orense 1.075, Santiago 375, Lugo 300 y Ferrol 280, en total en Galicia suman 7.950 los bajos sin actividad en el régimen de alquiler, siendo la provincia de la Coruña, la que aporta la mayor cifra 2.800, le sigue Pontevedra con 2.400, Orense 1.900 y Lugo 850 que hacen el total indicado
Los cierres se deben a diversas causas, pero sobre todo económicas en su mayoría, jubilaciones sin tener el recambio adecuado para hacerse cargo del negocio y falta de ayudas a los emprendedores nuevos, así como a los ya establecidos, al no haber una política paliativa que facilite el acceso al pequeño comercio y sea el interesado o su familia la que aporte las ayudas para subsistir, hasta que el proyecto salga adelante o acabe fracasando. Unido a los altos alquileres, a los que es imposible hacer frente, debido a que el pequeño comercio no tiene capacidad para ello. A este paso los bajos comerciales seguirán cerrando en nuestras calles. Este Gremio comercial precisa de ayudas urgentes en todo su amplio aspecto para poder seguir con su actividad y evitar un mal mayor.

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