Caos en Cataluña

El conflicto político que se vive en Cataluña en los últimos años, desde que los independentistas decidieron echar un pulso al Estado, está derivando en una situación de violencia y de insurrección, liderada por la CUP y los llamados Comités de Defensa de la República (CDR), y consentida e incluso alentada por el presidente de la Generalitat. Todos los movimientos nacionalistas extremos tienden a radicalizarse y a acabar en situaciones de violencia. El caso catalán no iba a ser una excepción. En una sociedad democrática no es tolerable que un grupo de radicales corte el tráfico en una autopista, o que asalte y libere los peajes de la misma, o que impida la celebración de actos en favor de la Constitución. 
Todo esto ha sucedido en los últimos días en Cataluña, con la agravante de que el máximo responsable político de esa comunidad autónoma no solo no ha condenado esos actos de violencia, sino que se ha permitido la desfachatez de criticar la actuación de la Policía que está bajo su mando, los Mossos de Esquadra, pidiendo el consejero de Interior que releve a responsables de ese cuerpo, al considerar que algunas cargas contra los manifestantes fueron excesivas. Esa actuación del presidente de la Generalitat no pasa en ninguna otra parte del mundo donde se respeten las reglas básicas de un sistema democrático. 
Pero en Cataluña todo es bastante surrealista. Ante esta situación de descontrol y de caos, el Gobierno de la nación debería plantearse aplicar ya el artículo 155 de la Constitución para intentar recuperar la normalidad en esa parte de España que sigue siendo Cataluña. No parece que los planes de Sánchez vayan por esa vía, sino más bien en seguir contemporizando con ese estado de cosas, insistiendo en la vía del diálogo con los independentistas, una vía que estos no se cansan de decir con hechos y con palabras, que no la quieren.
El próximo día 21 el Consejo de Ministros tiene previsto celebrar una reunión en Barcelona. Los CDR y la CUP ya han anunciado todo tipo de acciones para que ese día, la imagen que se transmita a todo el mundo es el de una sociedad en un estado de lucha por la instauración de la República Independiente de Cataluña. Esa imagen hará mucho daño a Cataluña y también a España. Cuando se llega a este tipo de situaciones, el único remedio es la aplicación estricta y sin complejos de la ley. El problema es si el gobierno actual que encabeza Pedro Sánchez está en esa onda. Todo parece indicar que no.  

Caos en Cataluña

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