El blindaje de Caballero

EL sobrinísimo, Gonzalo Caballero –por su apellido está claro quién es su tío; sí, efectivamente el todopoderoso Caballero, don Abel–, no mantiene unas relaciones excesivamente cordiales con el hermano de su padre. Durante muchos años se cruzaron menos palabras que cada uno con su respectiva suegra. Sin embargo, el alcalde le devolvió el saludo en febrero y hasta lo presentó en un almorzo informativo. El Caballero joven –¿habría que llamarle Caballerete?– se elevó un palmo del suelo y todavía no ha vuelto a tomar tierra. No llega a alejarse tanto de la superficie como el Globo de Betanzos –cuando despega–, pero va camino de ello, porque se siente el capataz absoluto de la franquicia enxebre del PSOE. Tanto manda, o eso cree, que ha decidido fusionar las primarias para escoger a los candidatos de las municipales con las elecciones para designar al aspirante a la Presidencia de la Xunta. A ver si va a ser que no se siente tan seguro y lo que pretende es blindarse por si el resultado de las municipales son un desastre... No cheira bien el asunto, no.

El blindaje de Caballero

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