Los coruñeses regresan a las terrazas en la primera jornada de reapertura de la hostelería

Los coruñeses regresan a las terrazas en la primera jornada de reapertura de la hostelería
Una terraza llena de gente en la zona de La Marina | pedro puig

El primer día de reapertura de la hostelería tras un mes de cierre llegó acompañado por el sol y altas temperaturas. El resultado, como no podía ser de otra forma, fue el de terrazas llenas durante toda la jornada laboral. A las 18.00 horas los establecimientos cerraron sus puertas, pero el ambiente en las calles de la ciudad ya era muy diferente al de las últimas semanas.


La entrada en vigor de las nuevas restricciones decretadas por la Xunta se vio reflejada en los ánimos de la gente, que desde primera hora de la mañana salió a la calle para tomarse un café en compañía de los no convivientes a los que no veía desde el pasado 25 de enero. Los locales, por el momento, solo pueden servir consumiciones en las terrazas, con un aforo restringido al 50%.


Además, desde ayer es obligatorio que los negocios hosteleros instalen la totalidad de las mesas y sillas que se utilizarían en una situación normal, pero con un precinto en las que no se puedan usar. También deberán contar con un cartel en el que se informe sobre los aforos y un código QR para que los clientes registren su presencia en el local. El plazo máximo para adaptarse a estas medidas es el próximo 5 de marzo. La felicidad en las caras de los coruñeses que acudieron a disfrutar de su primera consumición en un bar desde hace un mes también se veía reflejada en los propietarios de los establecimientos, aunque hay opiniones para todos los gustos.


“No he abierto mi restaurante todavía porque con el 50% de aforo y nada dentro no compensa. Necesito una estructura de dos personas en cocina y un planchista, además de camareros, para poder ofrecer un buen servicio, por lo que con este horario y estas limitaciones no nos lo podemos permitir”, explica Ángeles Gantes, la vicepresidenta de la Asociación de Hosteleros de la Marina y dueña del restaurante La Petite Bretagne.


Dificultades

Si bien esta hostelera estaría encantada de poder reabrir su negocio, el hecho de hacerlo le supondría más gastos que manteniéndolo cerrado. Aún así, reconoce que se sentía incluso triste al ver la verja echada cuando los locales de su alrededor han retomado su actividad. “Parece hipócrita llevar semanas exigiendo abrir y no hacerlo, pero es una ruina si no puedes ofrecer servicio en el interior o, al menos, hacerlo con la totalidad de la terraza llena y pudiendo servir cenas”, sostiene.


Gantes relata lo complicado que es hacer caja sirviendo únicamente cafés. “Para hacer cien euros en una terraza a base de cafés el trabajo que hay detrás es enorme. Estos días porque hace buen tiempo, pero si viene un poco de viento la zona de La Marina está vacía”, dice. Si la situación mejora en la próxima semana y se permite un 30% de aforo en el interior, la propietaria de La Petite Bretagne retomará su actividad, aunque espera que en Semana Santa no tengan que volver a cerrar. “El comentario general en toda esta zona es de la poca viabilidad que tiene ahora mismo abrir”, concluye.


En la misma línea opina José Salgado, de la asociación de comerciantes Distrito Mallos. Afirma que la vuelta de cafeterías ya se ha hecho notar en el comercio e incluso en el aparcamiento de su barrio, que él mismo regenta. Sin embargo, teme lo que pueda ocurrir si la alegría de la gente se confunde con despreocupación. “Se nota mucha alegría y las terrazas estaban todas ocupadas durante toda la jornada, pero que la gente esté tan contenta puede suponer que nos pongamos de nuevo en peligro”, comenta, mientras asegura lo “desinhibida” que estaba ayer la gente.


La desescalada también permitió la reapertura de las instalaciones deportivas de la ciudad con un 30% de aforo. Pero, si algo se hizo notar además de las ganas que tenían los coruñeses por tomarse un café al aire libre, era la de desplazarse a municipios del mismo nivel tras cuatro meses sin poder salir de la ciudad. Así, la avenida de Alfonso Molina registró ayer retenciones al mediodía, coincidiendo el inicio de la desescalada con el fin de semana y un accidente. 

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