Los secretos de la desconexión

Miquel Iceta, en nombre del grupo socialista catalán, ha solicitado amparo al Parlament para que el gobierno de la Generalitat desvele los secretos de la llamada “desconexión” en un plazo de quince días, esto es, memoria documental, pormenorizada, de los diferentes aspectos de la conspiración secesionista que pretende apoderarse de una porción de España y de cuanto contiene. Iceta, con solo esa iniciativa testimonial, pues el Parlament no le brindará amparo ninguno al estar dominado por los secesionistas precisamente, ya ha hecho más, en relación al conflicto, que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy.
No hacer nada puede dar buenos resultados en el seno del PP, donde cualquier acción o movimiento puede afectar a la inmutabilidad de su esencia empresarial y política, pero no hacer nada, nada de nada, cuando unos señores anuncian que se van a apropiar de Cataluña como si esta fuera una finca enajenable, e incluso ponen fecha para dicha exacción, es un disparate de unas proporciones solo al alcance de un Rajoy. Le puso un despacho a Soraya Sáenz de Santamaría en Barcelona para que la vicepresidenta se dejara ver un poco por allí, y con eso cree haber cubierto el expediente.
Miquel Iceta quiere que se hagan públicos los papeles de la desconexión, del cortocircuito, de la amputación sin otra anestesia que la charlatanería de los patriotas iluminados, valga el pleonasmo.
Pide los documentos, los oficios, los programas, los proyectos, las órdenes cursadas para preparar y ejecutar la movida, y lo pide porque Santiago Vidal, el juez lenguaraz e independentista cuyo sueldo de senador salía del bolsillo de todos los españoles, se vino arriba y dijo que todo lo tenían ya niquelado.
Se supone que el CNI no estará, como Mariano Rajoy, mano sobre mano, y que estará al corriente de los planes de Junts pel Sí y de la CUP para la descomunal apropiación indebida, pero Miquel Iceta, que es un político y no un espía, quiere que todos tengamos conocimiento de ellos. Porque con espías únicamente, y con un presidente del Gobierno que no sabe qué hacer con lo que van espiando, lo llevamos crudo.

Los secretos de la desconexión

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