Eso de la estupidez humana

que a estas alturas todavía haya quien se niegue a creer que la tierra es redonda puede sorprendernos. Que se nieguen a aceptar las múltiples pruebas de que la tierra es una bola flotando en la inmensidad del espacio. Pues también se puede asumir. Al fin y al cabo, es tan descabellado como ese movimiento que cada vez tiene más seguidores de contrarios a las vacunas. O como la nueva moda de no consumir gluten, aunque no se tenga intolerancia a este producto. Los humanos somos así, capaces de lo mejor y de lo peor y, por desgracia, en ocasiones, bastante estúpidos. Por ello tampoco extraña demasiado que un acróbata pretendiera lanzarse en un cohete casero para demostrar que la tierra es plana como una balsa de aceite. El problema es que el experimento falló y el personaje en cuestión terminó muerto al estrellase contra el suelo. Y, uno piensa, ¿no hubiera sido mejor que viera las grabaciones de la NASA?

Eso de la estupidez humana

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