No habrá apoyos suficientes

Por si acaso no lo ha hecho todavía, habría que recomendar a Núñez Feijóo la lectura del diario de sesiones del Congreso de los Diputados del pasado martes. En él se transcribe el debate habido en la Diputación permanente de la cámara sobre la reforma en curso de la ley del aborto y se deja constancia de las posiciones de los distintos grupos parlamentarios al respecto.
De haberlo leído ya, el presidente de la Xunta y del PPdeG se habría dado cuenta cabal de cuán imposible va a resultar buscar esos “apoyos suficientes, para no repetir el error de imponer una ley unilateralmente”. Como viene siendo habitual, fue un debate más lleno de improperios y exabruptos que de argumentos por parte de la oposición. Y salvo una pequeñísima minoría dentro del ya minoritario grupo catalán, todos los grupos se mostraron más que decididos a no tocar ni una coma de la vigente ley de plazos. La norma  del 85 a la que quiere volver el PP, por la que suspira Núñez Feijóo y con la que se ha convivido tantos años ya no les sirve.  
Más que difícil lo va a tener el presidente de la Xunta en sus ansias de consenso. Si muy probablemente el con-sentimiento no se va a producir ni en las filas del PP, mucho me temo que al Gobierno central no le va a quedar otra opción que imitar al propio Núñez Feijóo en el propósito de reducir el número de diputados autonómicos: aplicar la legítima mayoría absoluta de que se dispone. Salvo, claro, que al final se produzca una marcha atrás, eventualidad que no hay que descartar cuando se gobierna más desde los cálculos políticos que desde el convencimiento.  
Con todo, el titular de la Xunta debería ser consciente –no sé si para su consuelo- de que el obstruccionismo por parte de la  izquierda y muy especialmente del Partido Socialista viene siendo denominador común en todas las grandes reformas emprendidas. No habrá, pues, que esperar otra actitud ante el anteproyecto de regulación del aborto.
Lo hemos visto con ocasión de la nueva ley de educación, cuando el 80 por ciento de las enmiendas presentadas por el PSOE lo fueron de supresión, sin contribuir con  alternativa alguna. O más llamativamente, con la reforma local, donde el cien por cien de ellas tuvieron el mismo sesgo. Otros grupos aportaron sus propias ideas. El Partido Socialista ni eso.  
    A la oposición de izquierda le interesan hoy por hoy otros escenarios. Sin mayorías en las Cámaras legislativas y en otras instituciones, ha trasladado la pelea a la calle.  Ahí es donde espera  mayores rentabilidades políticas. A pesar de ello, yo no le diría al presidente eso de “perded toda esperanza”. Pero con ganas me quedo.

 

No habrá apoyos suficientes

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