Un bautizo que fastidia

Como la vida está jalonada por las casualidades, allá por octubre de 2016, dos días después de que se conociese un estudio que desmitificaba la barriga cervecera, salió Mahou y le reclamó a En Marea, originariamente un grupo multicultural hispano-galaico y ahora sabe Dios qué, que le devolviese el rosario de su madre, es decir, que cambiase su logotipo porque era exageradamente parecido. No había que ser un experto en diseño gráfico para darse cuenta de que la “M” elegida por la xente do común como símbolo era casi exacta a la de la firma cervecera. Si los mareantes hubiesen hecho algo en las elecciones, quizá la compañía hubiese transigido con el “plagio”, pues la marca se podría identificar con unos ganadores, pero a la vista de los resultados... Ahora, unos años después, el exjuez y virtuoso de la gaita y la zanfoña Luís Villares ha pedido a la Delegación del Gobierno que rebautice una operación antidroga a la que se ha denominado “Marea”, ya que con esa elección se pretende desacreditar a la confluencia. Como si desde dentro no se desacreditase suficientemente.

Un bautizo que fastidia

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