El té en Londres tendrá que esperar

SARA Carbonero, con la que para intercambiar una mirada hay que protegerse con una careta de soldador, anda doente. Su marido, Iker Casillas, aquel portero del Madrid del que se aseguraba que era un espía en el vestuario y después se descubrió que era un topo, porque con demasiada frecuencia ni veía los balones que iban hacia su portería, acaba contrato con el Oporto y su ilusión, la de ambos, era ir a jugar a un equipo inglés de los buenos, pero todos lo han rechazado. La posibilidad de tomar el té con Victoria Beckham en Buckingham Palace se ha esfumado, de ahí su enfado. FOTO: carbonero y casillas, con su primer hijo | aec

El té en Londres tendrá que esperar

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