La presión ciudadana ha servido para dar un respiro a Aurelia Rey, la octogenaria sobre la que pesa una orden de desahucio de su vivienda por no haber pagado una mensualidad del alquiler. Ciudadanos y un buen número de políticos impidieron la actuación de los agentes judiciales por dos veces e, incluso, algunos concejales muestran en su cuerpo las marcas de esa resistencia a la acción de los polícias. Sin embargo, el supuesto triunfo de la ciudadanía por haber evitado que se eche a esta mujer de su hogar, no es más que una pírrica victoria frente a una ley injusta. Es en este punto en el que los políticos tienen que jugar su papel y poner los medios necesarios para que se modifique la legislación. De lo contrario cada movilización como la de ayer no supondrá más que un simple aplazamiento del problema.