Del beso a los puñetazos


¡QUÉ bonito era todo en Podemos! “Música celestial”, un tema recién compuesto por un grupo de cuerda –todos sus componentes tocan la lira– llamado Angelito, sonaba sin parar en la versión morada de Spotify, que habitualmente monopoliza el rapero Pablo Hasel. El apasionado beso entre Pablo “Viva la Gente” Iglesias e Íñigo “El niño de San Ildefonso” Errejón había activado la música angelical. Alguien llegó a tuitear “amores reñidos son los más queridos! y, ¡zas!, todo se vino abajo. Twitter convirtió a Ramón Espinar en un cibersparring. El senador se puso como ejemplo de honradez presumiendo de haber devuelto una caja de bombones que le había regalado una empresa y de repente le cayó encima una malleira recordándole su pelotazo urbanístico. Y, como iba de labazadas, poco después el diputado Juan Pedro Yllanes denunció que Monedero le había amenazado –“Ten ojo con lo que dices”– por apoyar a Errejón. Casi era mejor que nunca hubiese habido beso.

Del beso a los puñetazos

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