Otros stripteases de interés

No le veo yo mucho sentido a esa carrera que entre los dirigentes políticos se ha iniciado por hacer públicos sus sueldos y declaraciones ante la Hacienda Pública. Pretenden con ello conjurar sospechas y acusaciones en medio de este marasmo de supuestas corruptelas o corrupciones que de un tiempo a esta parte no dejan de aflorar. Es el sálvese quien pueda.

Algunos, como el secretario general del Partido Socialista, Pérez Rubalcaba, han propuesto hacer todo un striptease económico, aunque él no haya predicado con el ejemplo y se haya limitado por lo de ahora leer un papeliño con anotaciones a mano sobre su sueldo mondo y lirondo.

De todas formas, hay otros stripteases que resultarían de mayor interés. Como el de los sindicatos, organizaciones a las que nadie fiscaliza –ni el Tribunal de Cuentas– y sobre las que no pregunta ni el Centro de Investigaciones Sociológicas. Porque así como sobre los partidos políticos planeó siempre la sombra de las comisiones irregulares como vía de financiación, algo muy similar sucede con la administración por los sindicatos de los cursos para formación. ¿Por qué nadie investiga?

Tampoco estarían fuera de lugar los desnudos integrales –políticos, profesionales y académicos– de esos nuevos líderes que, sin saber quién les ha dado tal representación, se han puesto al frente de las reivindicaciones contra los desahucios y contra todo lo que se mueve.

A mí me gustaría, por ejemplo, saber algo más de esa señora o señorita Ada Colau que en sede parlamentaria llama “criminal” a la banca, amenaza desde la tribuna pública a los diputados y dice sentir en carne propia el problema de los desahucios, aunque ella nunca haya tenido una hipoteca y haya vivido siempre en régimen de alquiler. ¿De qué vive? ¿Quién le paga las correrías a esta ex okupa y activista catalana de 38 años, de la que poco más se sabe?

Últimamente ha saltado también a la fama la socialburócrata Beatriz Talegón, secretaria general de la Unión Internacional de Juventudes Socialistas. Muchos se cuestionan la credibilidad de esta aparente nueva estrella del firmamento socialista, 29 años, antigua concejal en un pueblo de la Alcarria, asesora que fue de la “embajada” de Castilla-La Mancha en Bruselas, que vive en Viena y que, por lo tanto, no parece que esté en las mejores condiciones para sacar los colores al stablishment del que ella misma forma parte.

¿Y qué decir de los dirigentes del llamado Sindicato de Estudiantes? Cuando el otro día los veía salir en manifestación desde la plaza de Pontevedra profiriendo eslóganes de un simplismo atronador, me entró la curiosidad por, al menos, conocer su expediente escolar. ¿Por qué estos muchachos no nos hacen un desnudo académico? Tampoco estaría mal.

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