Para eso está el Congreso

¡Qué tiempos estos en los que se ha convertido en noticia que el Congreso acogerá la comisión en la que los partidos políticos acordaran medidas para hacer frente a la crisis sanitaria, social y económica que nos deja la pandemia! En el PP se felicitan porque era la fórmula que proponía Casado y en el entorno del Gobierno se habla de la “cesión”, interpretada en clave de supuesta generosidad por parte del presidente Sánchez, partidario como era de crear una “mesa” de líderes a modo de reedición de los famosos Pactos de La Moncloa. Tiempos raros estos en los que hay que recordar lo que debería ser evidente: España es una democracia parlamentaria, no un régimen presidencialista.

En toda comisión parlamentaria se refleja la representación política de cada uno de los partidos. Es un foro a escala del Congreso o del Senado. La otra fórmula, la “mesa”, habría sido una reunión de líderes en la que en términos de imagen, partidos que sólo tienen un diputado habrían figurado en plano de igualdad con quienes tienen muchos más. Era el cálculo del círculo que asesora a Sánchez, idea que de haber prosperado, habría podido dejar sólo ante los focos al PP caso de no apoyar algunas de las medidas que tendrán que pactar para reconstruir todo aquello que ya se está llevando por delante la gripe china.

Medidas para paliar el desamparo de millones de ciudadanos -el Banco de España prevé un desplome del 13% del PIB y una tasa de desempleo que podría llegar al 21%. Hablan de hasta cinco millones de parados. Medidas, para no dejar a nadie en la estacada, pero que habrá que consensuar con una fiscalidad que no suponga un hachazo a la ciudadanía restante que también está siendo maltratada por la crisis. Y medidas que frenen la tentación totalitaria. Episodios como la línea de trabajo impuesta a la Guardia Civil para “minimizar el clima contrario a la gestión de la crisis y el estrés social y la desafección a instituciones del Gobierno”, no son de recibo. Ninguna norma legal ampara la utilización de las Fuerzas de Seguridad del Estado para semejante tarea. El estado de Alerta no suspende los derechos fundamentales que consagra la Constitución. Es mucha la tarea que los diputados de la comisión tienen por delante. Antes de iniciar las conversaciones sería recomendable que se acercaran a los hospitales dónde los sanitarios están al límite de sus fuerzas y que visitaran algunas de las residencias de mayores en las que la muerte se ha cebado con especial saña. Que vean que la cosa va en serio, que no es una tertulia de televisión. 

Para eso está el Congreso

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