CIENTÍFICAS EN LA PENUMBRA

Durante días Einstein ocupó las portadas de los informativos y diarios gracias a la confirmación de su teoría sobre las ondas gravitacionales. Si hacemos una encuesta en la calle sobre científicos conocidos seguramente su nombre sea el más repetido. No es fácil ser científico y famoso. Einstein lo consiguió. No así la mayoría de sus compañeras científicas, que permanecen en la penumbra de la historia. Ver al científico loco abriendo telediarios me ha conducido a pensar en las mujeres dedicadas a la ciencia, tal vez no tan geniales, pero que tuvieron un papel fundamental en la investigación y no recibieron el reconocimiento merecido.
Rosalind Franklin, la física que descubrió el ADN, es el ejemplo más dramático. En mayo de 1952 consigue fotografiar la cara B del ADN hidratado, la famosa Foto 51. Su compañero de investigación, Maurice Wilkins, que siempre la recibió con rechazo enseñó, sin que ella lo supiera, a otros dos científicos las fotos de Franklin del ADN. En 1958 Rosalind fallece y cuatro años después Wilkins comparte Premio Nobel de Medicina con los investigadores a quienes había enseñado los avances de la científica. Ninguno de ellos mencionó su nombre ni reconoció su labor en la investigación que marcaría la genética. 
Emmy Noether fascinó a Einstein con el teorema que lleva su nombre y que revela la conexión simétrica de la naturaleza y la forma de las leyes de la física. El teorema fue su primer trabajo en el departamento de matemáticas de la Universidad de Gotinga en 1915, en cuyas aulas tenía prohibido impartir clases por ser mujer. La francesa Marthe Gautier aún hoy con 90 años lucha en los juzgados para ser reconocida como la verdadera descubridora del cromosoma 47 y no su colega Jerôme Lejeune, quien se apropió como único autor del descubrimiento de la causa del síndrome de Down. 
Lise Maitener también murió sin el reconocimiento oficial. Ella fue quien avanzó el concepto de “fisión nuclear” y la posibilidad de una reacción en cadena. Su compañero de trabajo, Otto Hahn, recibió el Nobel años después, aunque tuvo la decencia de reconocer su trabajo. Los americanos se dieron cuenta de que el descubrimiento era de Lise e intentaron reclutarla, pero Lise fue tajante: “No quiero tener nada que ver con una bomba”. La lista de las olvidadas es muy larga, tan amplia como las ausencias de las mujeres cuando buscamos nombres femeninos entre los científicos más importantes de la historia. En la gran mayoría de estos top ellas lucen por su ausencia. Solo en uno de esos listados figura Marie Curie como única mujer científica, seguramente para reafirmar la sabiduría popular: la excepción confirma la regla.
(*) Carla Reyes Uschinsky es presidenta de
Executivas de Galicia. 

CIENTÍFICAS EN LA PENUMBRA

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