De batallas y guerras

Los estrategas militares tienen muy claro que no es lo mismo ganar una batalla que ganar una guerra. Y el problema es que durante la pandemia todos los gobiernos del mundo recurrieron al lenguaje militar para hablar de la batalla que se estaba librando contra el coronavirus. Pero, en realidad, parecían no ser conscientes de que no era una batalla, era una guerra de esas largas y cruentas. Por eso, ahora nos tenemos que comer esas medallas que nos empeñamos en imponer antes de tiempo. Nos miramos en el ejemplo coreano, en el sueco o en el portugués. Tal vez mucho más en el caso del país del vecino, por eso de la proximidad (aunque haya quien cree en el Gobierno que el único mérito de los lusos fue estar un poco más al oeste que nosotros frente a un virus que llegaba del este). Ahora, la realidad nos demuestra que aquello fueron batallas, pero no la guerra y Portugal, por ejemplo, vive un rebrote salvaje. Ojalá seamos capaces de ganar la guerra de una vez y de verdad.

De batallas y guerras

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