SOMOS PERSONAS Y NO MERCANCÍA

Somos personas y no mercancía; no obstante, en esta sociedad, de la que todos somos responsables, impera el interés material y crematístico por encima de las virtudes humanas como la honestidad y la humildad. Ya está bien de que no pase nada y todo siga igual, mientras más de tres millones de familias viven por debajo de los umbrales de la pobreza; cuando en los últimos cinco años más de trescientas mil familias han sido desalojadas de sus viviendas, por la fuerza de las “leyes injustas” o bien que seis millones de personas estén en situación de desempleo.
Muchas familias humildes están pasando por situaciones críticas, mientras unos pocos privilegiados, con escasa catadura moral, se enriquecen y no desean que cambie la situación. Las entidades financieras, cada vez, tienen mayor poder, la clase política está desaparecida o vive de espaldas a la realidad social y las grandes fortunas depositan su dinero en paraísos fiscales. Ya está bien de tanta hipocresía política y de tanto cinismo financiero, en nuestro país viven los de siempre, mientras millones de familias luchan por llevarse algo a la boca y sobrevivir.
Es una angustia permanente que, en demasiadas ocasiones, nos lleva a no valorar lo suficiente nuestra propia existencia y a recurrir a situaciones que pueden hacer peligrar nuestras vidas. Por eso quiero transmitirle mucho ánimo a todas estas personas, en especial al portavoz de la PAH de Pontevedra, y comentarles que el cambio está en nuestras manos, por si la sociedad civil no se decide, poco se puede hacer.

SOMOS PERSONAS Y NO MERCANCÍA

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