Rafael Álvarez “El Brujo” es un todo terreno de la escena española. Creador, autor, director, intérprete. Burlón irónico, crítico, mordaz. Sus obras profundizan en los recovecos del alma humana y pulsa sus cuerdas para arrancarles las más bellas melodías. El Rosalía, correspondiente al ciclo principal, ofreció dos brillantes actuaciones de “Teresa o el sol por dentro” colgando el anhelado cartel de agotadas las localidades. Una obra poética, vibrante, buscando la morada del castillo interior, o muriéndose pro no ser capaz de morirse. También alusiones a San Juan de la Cruz, aquel santico que tras encarcelamientos y persecuciones, siguió los dictados de la fundadora y puso amor donde no lo había para sacar amor. Ascética y mística. Vocablos que suenan raros en el arreligioso mundo actual. El primero, alma que desnudándose asciende al encuentro con Dios; el segundo, Dios que desciende hasta al hombre para invadirlo y anegarlo en éxtasis mucho antes que un tal Freud hablase de psicoanálisis.
Tan singular espacio lo llena nuestro cómico. Luchando con fantasmas y soledades. Centrando la vida de Teresa desde el sol, tras el descubrimiento de Galileo como rey de nuestro sistema planetario. Referencias históricas: Carlos I, Felipe II, comuneros, germanías, préstamos para sufragar guerras. Mientras tanto ella con su lenguaje coloquial abriendo conventos España adelante. “Que lleve más estilo de ermitaño y gente retirada-arenga a una priora-que no ir tomando vocablos de novedades y melindres”. Porque el monologuista entremezcla hechos de entonces y hoy. Así el eurodiputado polaco Janusz Korwin-Mikke que considera inferiores a las mujeres, la corrupción que padecemos, al lado de las togas judiciales, los políticos que sufrimos y otros monaguillos que siempre creen en salvo al que repica…
Un magnífico espectáculo que enraizamos con los sueños de Quevedo. Aplaudidísimo. Con epílogo sobre La Coruña y el Rosalía como cenáculo cultural.