¡Suelta a Barrabás!

Anás, el jefe del Sanedrín, acusó a Cristo ante Poncio Pilato para que se lo cargara porque su puesto de jerarca peligraba.
Ahora, El Vaticano examina el activismo de las monjas Lucía Caram, argentina de Tucumán, y Teresa Forcades, barcelonesa de Cataluña, por predicar en las televisiones contra las injusticias.
Pero aquí cualquier Barrabás puede matar mahometanos a bolazos (o cristianos si le peta), sin que El Vaticano diga ni mu. ¿Otra vez la vieja cantinela de “a Dios lo que es de Dios, y al César lo que es del César”?
Así empezó el camino hacia el asesinato de Cristo. La peor forma de acallar la verdad es cortando la garganta de quien la proclama, tal como hacen los yihadistas.
Aseguro que si Cristo volviera al mundo a predicar, en cuanto echara a los mercaderes del templo cualquier sanedrín actualizado que existiera lo volvería a crucificar. A esos: Mi paz os dejo, mi paz os doy. Que os den por…, que yo me voy.

¡Suelta a Barrabás!

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