¿Fue buena la noche?

Ya saben: discusiones entre el Barça y el Madrid. Entre la Operación Triunfo de la “uno” o los cantos de Villarejo sobre la Gürtel. El asunto de los patinetes: que si en la zona de las bicis, que si por la acera con bozal o por el pasillo de su casa. 

No incluyo temas políticos, puesto que ahí está la memoria –histórica o histérica, según el interlocutor– y a lo más que podemos llegar es al “caso Andalucía”, que queda allá abajo. Podemos quedarnos entre los toros y el belén o los del cambio climático…

Si han superado ustedes la noche esa que tiene que ser buena por mandato, prepárense para fin de año, pero antes reflexionen sobre eso de los inocentes (día 28) y si quieren liarla tomen una de las dos opciones que dividen a nuestra clase política: ¿Revisamos las penas o revisamos la situación actual?, donde entran policías, jueces, políticos y la propia sociedad.

Y así, como cada año, al llegar a estas fechas se nos queda corto el calendario y es tiempo de balances. 

Y es que el año acaba con otro varapalo del Constitucional a Mariano Rajoy por impedir debates en las Cortes. 

Y es la segunda vez que le dicen al entonces presidente del Gobierno que incumplió la ley. Y es que además es algo que viene de lejos. 

Se trata de una costumbre del Ejecutivo del Partido Popular y, aunque ustedes no se lo crean, esa ilegalidad no tiene pena cárcel ni siquiera una reprobación pública. Y tampoco es revisable. 

El que fue jefe del Ejecutivo dejó, además de la herencia que todos conocemos y sufrimos, unas frases célebres como un plato es un plato y un vaso un vaso o el galimatías del alcalde que elige a los vecinos que le eligen a él. ¿O no? 

O es una burda interpretación de las elecciones de la que tal cantidad de pruebas tenemos. Y si citamos a frases célebres (¿o celebres con frases?) ahí tenemos a nuestro campeón: la culpa del varapalo que recibió Feijóo por su desinterés en la salud de la población fue “del Gobierno central por planificar mal el MIR”.  

Este chiste es para contar el día de los Santos Inocentes, que no son santos, ni tampoco inocentes. 

Y están los Reyes Magos: les dejo unos días que me voy a la frontera a esperarlos, puesto que me deben, desde hace cincuenta años, un tren eléctrico y una bici. Disfruten las próximas noches y hasta Reyes…  

¿Fue buena la noche?

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