Desde María Pita hasta la calle Sierpes

JOAQUÍN Caparrós sufría un grave problema hematológico, pues su sangre cambiaba de color. El día que fichó por el Deportivo proclamó solemne: “Por mis venas corre sangre blanquiazul”; dos años después, al comprometerse con el Athletic de Bilbao, se había vuelto rojiblanca. Pero esa metamorfosis sanguínea, con ser preocupante, no era lo que más inquietaba al entrenador andaluz. Lo que realmente lo traía a maltraer era el alcume con el que lo habían bautizado sus críticos durante su estancia en A Coruña: el trilero. Xulio Ferreiro, el Varoufakis de A Gaiteira, era asiduo de Riazor en los tiempos del técnico sevillano y parece que aprendió a hacer esos pases mágicos que le valieron el apodo. Precisamente acaba de intentar uno con la intermodal. Los fondos destinados para la estación se perdieron por las vueltas y más vueltas que le dio la Marea, nasía pa’ganá, al proyecto y ahora le ha mandado a la Xunta un proyecto de convenio... pero con un año de retraso. NI en la calle Sierpes cuela.

Desde María Pita hasta la calle Sierpes

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