REALIDADES Y PROMESAS

Estos últimos días vemos muy buenas caras, gestos amables y agradables en la mayoría de los miembros de la clase política. No hace falta preguntarse los motivos: se encuentran en plena precampaña.
Promesas y más promesas, mientras la realidad les queda muy al margen. Parece como si se quisiesen seguir manteniendo las dos sociedades: la real y la de unos pocos privilegiados.
Escuchamos el compromiso de gobernar para las personas, luego antes lo hacían para sus amigos, simpatizantes, afiliados o pelotas de turno. Hasta hace pocos meses y semanas, algunos gobernantes no hablaban de la pobreza. Ahora ya quieren adoptar medidas para paliar, en lo posible, esta lacra social y terminar con las desigualdades.
Antes los pobres eran los únicos responsables de su situación, ahora ya los consideran víctimas de un sistema injusto. Llama la atención que casi todas las formaciones políticas apelen al voto útil de sus seguidores para conseguir la mayoría absoluta.
Dicen que es para poder cumplir con sus programas electorales. Muchos creemos que es un error, puesto que sería mejor gobernar negociando y dialogando, puntualmente, con el resto de formaciones políticas para llegar a un consenso ya que también representan a una parte de la ciudadanía.
Ahora que se acercan las elecciones municipales, un consejo válido para todos los candidatos sería el tener claro que la casa consistorial no es su casa, es la casa de todos los vecinos a los que representan y para ello tienen la obligación de gobernar para todos, no solo con promesas sino con realidades.

REALIDADES Y PROMESAS

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