Demagogia y poder

en la recta final de la campaña los dirigentes de Podemos juegan a la desesperada. No hay trazas de remonte respecto del batacazo de las generales y por eso echan mano del recurso más antiguo de la política: la demagogia. Actualizar el cliché de lo malos que son los ricos que se las dan de filántropos con donaciones que sirven para lavar su imagen de explotadores. En la Segunda República, un abogado, periodista y aventurero de la política llamado Lerroux cosechó fama y poder con discursos de este tipo. El que se dejaba llamar “emperador del Paralelo”, era cordobés pero inició su carrera política en Barcelona y acabó presidiendo el Consejo de Ministros, fue un maestro en el arte de azuzar el rencor de clase.
El rico del momento es Amancio Ortega, el hombre que de la nada consiguió con esfuerzo, empeño, suerte y el trabajo de toda una vida levantar el imperio textil que conocemos como Inditex. Es el español que paga más impuestos. Y también el más generoso haciendo donaciones. Una de las últimas por valor de más de 300 millones para adquirir aparatos especializados en la detección del cáncer. ¿A quién le puede parece mal? De no estar reclutado por el rencor, ¿quién se atrevería a rechazar ese tipo de donaciones altruistas argumentado que “una democracia digna no acepta limosnas de millonarios”? 
Solo un demagogo en horas bajas en campaña electoral. Lo ha hecho Pablo Iglesias y a modo de clon le ha seguido Isabel Serra candidata de Podemos a la Comunidad de Madrid. Serra es hija de una acomodada familia que se presenta como adalid del anticapitalismo. También la parece mal que Ortega sea un español que por no haber renegado de sus modestos orígenes de clase se siente solidario con su compatriotas. Ortega trabajó toda su vida y ha creado un grupo de empresas que emplea a cien mil personas. Y nunca dejó de pagar impuestos. Por contra, no hay noticias de que Isabel Serra haya tenido algo que ver con el trabajo. Demagogia es la palabra. Lo sorprendente es que haya ciudadanos que compran este tipo de mensajes.

 

Demagogia y poder

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