Chagall, fábulas y sueños

Por fin , tras el confinamiento, es posible visitar en la Fundación Barrié la muestra “Chagall, fábulas y sueños”, que nos acerca a su faceta de grabador, a través de cuatro series de la colección The Art Company de Italia, en las que queda patente la gracia espontanea y la libertad expresiva que lo caracterizaron. Nació en Vitebsk, Rusia, en  1887, se formó en Bellas Artes en San Petersburgo; en 1910 va a París y entra en contacto con la agitación artística que entonces lo sacudía; parece ser, incluso, que, en una visita a su estudio, el poeta Apollinaire quedó tan impresionado por su obra que exclamó :”¡Sobrenatural!” y que fue este calificativo el antecedente del término surrealista. 

Mas, aunque coincidió con esta y otras vanguardias, su obra nace de una fuente pura y personal: de los recuerdos y leyendas de su infancia, de  de su espiritualidad judía y sus prodigios bíblicos, del arte de los iconos y del folklore ruso. Él lleva enraizado el espíritu de su pueblo, los misterios de sus bosques, sus extrañezas, un tesoro propio que le permitió decir:”Solo es mío el país que se halla en mi alma”. Ese era su ensoñado lugar mágico, al que –como dice– podía entrar sin prohibiciones, “sin pasaporte/ como en mi casa./ En mí florecen jardines / mis flores son su entrada.” Por eso, su obra entera es una ruptura con las  jaulas de la lógica, una incitación a volar. 
La serie CHAGALL LITÓGRAFO, de 1960, la realizó para el primer catálogo razonado de su pintura, y -según confiesa-  la piedra litográfica fue el talismán que le hizo revivir toda su vida. De su mano podemos ir al circo, escuchar a sus violinistas,  visitar un Paris donde la misma torre Eiffel se cimbrea como si fuese elástica,  ver como los niños se columpian en las chimeneas de las casas y las parejas intercambiar idilios bajo el sol. 

También en la serie “CHAGALL” de 1957, que ilustra el ensayo sobre su obra de Jacques Lassaigne, nos sorprenderá con  sus híbridos, centauros, peces nadadores, sátiros, alondras, enamorados...,un continuo intercambio entre  naturaleza, animales y humanos. En las  xilografías  de POEMAS ,de 1968, para una antología  de sus versos, vuelve a su polifonía de vivencias, paisajes, idilios florales, seres y casas que levitan, danzas de amor, metamorfosis, el humano con cabeza de pájaro o el joven que viaja por el aire dentro de una enorme bota. 

Tras los años de Rusia dirigiendo la Escuela de Bellas Artes de Vitebsk  y colaborando en el Teatro Judío de Moscú, en 1923 regresa a París. Vollard  le encarga ilustrar Las almas muertas de Gogol, la Biblia y las Fábulas de La Fontaine, cuyos aguafuertes  se publicarían en1952. Para su inspiración, buscó el contacto con el mundo animal y vegetal de la campiña francesa, y, sobrepasando el valor ejemplarizante de la fábula,  pudo encontrar la conexión ancestral de la naturaleza con animales, y humanos: aves, asnos, tortugas, ranas, leones, perros, conejos, lobos ... devienen símbolos de comportamientos y abren la fuente del animismo y de lo legendario. Su muerte, en un elevador, en 1985, fue su último vuelo.

Chagall, fábulas y sueños

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