La expresión “cordón sanitario” –medidas para detener la propagación de una epidemia como el coronavirus– saltó al ámbito político y designa los acuerdos entre partidos para aislar a otro partido e impedir su acceso al poder.
Ocurrió en Francia cuando izquierda y derecha se unieron en un “frente republicano” para evitar que el candidato del Frente Nacional fuera elegido presidente de la República. Y ocurrió hace unos días en Alemania cuando el candidato liberal alcanzó el poder en Turingia con los votos de los democristianos (CDU) y la ultraderecha Alternativa para Alemania (AfD), alianza que la Canciller calificó de “error imperdonable” y desmontó.
En España los partidos que votaron la investidura excluyeron de las mesas de comisiones del Congreso a Vox, un partido que, dicen, no puede estar ahí por “higiene democrática”. Pero no parece muy acertado este peculiar “cordón sanitario” porque margina a la tercera fuerza política que, según los politólogos, se parece poco a AfD y, de momento, respeta las reglas democráticas. Vox es la extrema derecha que asusta más de lo que compromete el modelo constitucional y semeja ser un partido con políticos estrafalarios que, en palabras de Siro, son “faltóns, pendenceiros e chulos”.
A pesar de esto, políticos del bloque de la investidura reprochan al PP y Ciudadanos las alianzas con Vox y tienen sus razones. Pero el cordón sanitario que reclaman a estos dos partidos deberían exigirlo, también por “higiene democrática” para los secesionistas y los herederos de ETA que, sensu contrario, son más extremistas que Vox y quieren destruir el modelo de Estado.
Es lo que haría Ángela Merkel. Después de aislar a la extrema derecha, ¿alguien cree que se apoyaría para gobernar en un partido que declaró la independencia de un land? ¿Alguien ve a la Canciller negociando con un líder condenado por sedición, que quebró el orden establecido y dice que lo volverá a hacer? ¿O reunida con el “Torra de un land” condenado por desobediencia y despojado de su acta de diputado?.
¿Qué ideología es más peligrosa para el Estado, la derecha extrema de Vox, que no cuestiona el sistema democrático, o el nacionalismo secesionista que pone su identidad étnica por encima de la ley, rechaza la Constitución y al Estado que sustenta?
La democracia y la legalidad son inseparables y la unidad de España debe resolverse con arreglo a la Constitución”. Lo dijo el canadiense Stéphane Dion, impulsor de la Ley de Claridad que establecía los criterios por los que Quebec podría tener la independencia. Que los quebequenses rechazaron.