Bruzos se apunta a la obediencia

Mario López Rico, heroico nacionalista coruñés –no es que sea el paje de Paco Vázquez, el coruñesismo hecho hombre, sino que andaba por María Pita como concelleiro del Beneguai cuando el exembajador pasaba el rodillo–, tiene una peña de amigos a la que ha bautizado como Cerna. Ellos están convencidos de que son un partido político, pero  nadie más comparte esa idea. Ni siquiera el exjuez y virtuoso de la gaita y la zanfoña Luis Villares. Desde su condición de miñaxoista profesional proclamó al presentar su candidatura que la lista no estaba pactada con ningún partido político, por lo tanto... Pero, pese a dejar clara cuál es su idea acerca de Cerna, puede presumir de la ausencia de tutelas, cosa que jamás podrá hacer su rival en las primarias de En Marea, originariamente un espacio multicultural hispano-galaico y ahora Dios sabe qué. David Bruzos aspira a ser el voceiro de la xente do común porque así lo decidió Podemos, que, de hecho, ha colonizado su lista. Se ve que es obediente.

Bruzos se apunta a la obediencia

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