SOLIDARIDAD FRENTE A LA CRISIS

Estamos viviendo una época donde la solidaridad de la sociedad civil, a través de las plataformas, asociaciones o movimientos vecinales y sociales, es fundamental para mantener la dignidad de decenas familias que pasan por dificultades económicas y que, literalmente, pasan hambre, en algunas ocasiones.
Mientras esto sucede, los poderes públicos viven más preocupados del déficit, de la prima de riego o de financiar las millonarias jubilaciones de los consejeros de administración de las entidades financieras y grandes sociedades mercantiles. En realidad las administraciones públicas deberían estar al servicio de los ciudadanos, garantizando los servicios básicos a la población más humilde, preservando sus derechos a la sanidad, la educación, la vivienda, el empleo… Es triste comprobar como las grandes fortunas, las empresas o personas individuales apenas pagan impuestos y están tan felices y contentos, mientras las familias de clase media y baja se preocupan de tratar de satisfacer sus impuestos y deudas, como mejor pueden, muchas veces incluso privándose de lo más esencial, para pagar los recibos de la luz, el gas, la hipoteca o el alquiler de sus viviendas habituales, de manera puntual.
Vivimos en una crisis injusta, que afecta a las clases más débiles de la sociedad y si no se toman las medidas oportunas, las familias seguirán pasando hambre, estarán sin trabajo, perderán sus casas y sus miembros difícilmente podrán llegar a jubilarse algún día.

SOLIDARIDAD FRENTE A LA CRISIS

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