Toda batalla tiene sus daños colaterales y, por supuesto, la del brexit no iba a ser diferente. Mucho se ha hablado de lo mal que lo va a pasar la flota pesquera gallega a cuenta de la rebaja en las cuotas de capturas. Sin embargo, hasta el momento había pasado desapercibido otro colectivo que también va a tener que pasar por su particular via crucis. Se trata de los artistas británicos. Un grupo del que los negociadores se han olvidado pero que resulta muy afectado. A partir de ahora, cada vez que quieran actuar en el viejo continente tendrán que solicitar un permiso de trabajo y eso es, tal vez, el menor de los problemas. La verdad es que cuesta bastante imaginar como se harían las cosas antes de la Unión Europea.