El Coyote Sánchez

Cada vez que veo a Pedro Sánchez recuerdo la marca ACME de los artilugios con los que, en mi infancia, el Coyote pretendía atrapar al Corrrecaminos. Normalmente a mayor sofisticación del truco, mayor era la galleta que se daba el pobre cuadrúpedo. Primero nos sorprendió a todos llamando por teléfono al programa “Sálvame”. Ya saben, ese espacio televisivo conocido por su altura intelectual y el mensaje moral que nos transmite cada semana. Ahí estaba él, teléfono en mano, entrando en directo entre las ocurrencias de la Chabelita y las últimas novedades de la penúltima golfa que se acostó con el exnovio de la antepenúltima golfa que a su vez se había acostado con el tío-abuelo del exmarido de una famosa. Ya conocemos, pues, la primera aportación del nuevo PSOE a lo que se viene a denominar regeneración democrática.
Con todo, la segunda gran cagada del nuevo secretario general la cometió en una entrevista radiofónica, en la cual pidió que los fallecimientos de mujeres víctimas de la violencia de género se considerasen como funerales de Estado. Cuestión que por su gravedad no merece ningún tipo de chascarrillo, salvo destacar su desconocimiento del protocolo estatal y su oportunismo político.
Sin embargo, este chico no se ha quedado ahí. Se ve que su diarrea mental no es sólo propia, sino que también alcanza a su gabinete de comunicación. Unos días después, en una entrevista en un periódico, manifestó que una de sus primeras decisiones cuando alcance la Presidencia del Gobierno, será la supresión del Ministerio de Defensa. Dicen que los de Estado Islámico están contentos y han decidido retrasar la invasión de Al-Andalus hasta que el amigo Sánchez gane las elecciones generales.
Se vuelve a demostrar que el Partido Socialista es una máquina perfectamente engrasada para nominar a auténticos “borderlines” en el puesto de secretario general. A este paso “Il Belo” va a ser conocido como “Il Plano”. Si el señor Sánchez piensa que con este tipo de declaraciones va a neutralizar al amigo Iglesias, está muy equivocado por una razón muy evidente: un radical siempre hará de radical, mejor que uno que no lo es. En todo caso, don Pedro ha tenido mucha suerte: el ébola lo ha tapado todo.

El Coyote Sánchez

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